El peso económico global de China es, por tanto, incuestionable. Se ha convertido en una parte tan vital de los mercados globales y de nuestra economía mundial que debería representar una asignación significativa en una cartera global equilibrada.
Sin embargo, también es verdad que el simple hecho de hacerse rico en China ya no es tan glorioso como en la época de Deng Xiaopeng. El desarrollo de China ha llevado al país a un punto en el que los dirigentes se centran en un camino hacia la prosperidad común y tratan de restablecer el equilibrio existente entre el crecimiento y una agenda social más expansiva.
Las consideraciones geopolíticas siguen siendo un tema a tener en cuenta, y a medida que su marco normativo sigue evolucionando, las perspectivas de China a largo plazo permanecen intactas. La influencia física, social, cultural y económica del país marcará el mundo futuro en el que vivimos.
El poderío económico de China ha llegado para quedarse
China ha sido durante décadas una 'fábrica' que ha abastecido al mundo de bienes de consumo baratos y de alta calidad. En la propia China hay más de mil millones de consumidores con ganas de gastar en moda, 'gadgets' e inmuebles. Su emergente clase media aspira a tener la misma calidad de vida de la que disfrutan los mercados desarrollados. De ahí que los gustos y las modas estén cambiando, favoreciendo dietas y bienes de consumo más ricos en proteínas.
Sin embargo, el corto plazo sigue estando marcado por la incertidumbre sobre evolución de la pandemia. Queda por ver si hay que volver, y hasta qué punto, a los confinamientos, aunque ello no tiene por qué tener un impacto económico muy negativo. La continuación o incluso el endurecimiento de las restricciones podría generar una demanda aún más reprimida. Junto con el aumento del ahorro global resultante de los confinamientos anteriores, es probable que tras la pandemia veamos un incremento de la demanda de bienes manufacturados de China.
El reciente periodo de relativa calma como resultado de las campañas de vacunación ha mostrado lo que podría pasar. El sector minorista chino, por ejemplo, ha registrado un fuerte repunte, con un crecimiento de las ventas online del 12,1 % interanual hasta junio de 2021.3
El país sigue rompiendo barreras
El valor bursátil de China ha alcanzado los 10 billones USD.4 En el primer trimestre de 2021, el país tenía más de 850 millones de usuarios de Internet, más que ningún otro país del mundo.5 El Banco Mundial prevé que China registrará un crecimiento real del PIB del 8,5 % en 2021, seguido del 5,4 % en 2022 y del 5,3 % en 2023. China podría superar a EE.UU. para convertirse en la mayor economía del mundo ya en 2028.6
De hecho, hay muchas razones que invitan a ser optimistas sobre China a largo plazo. La economía china se ha comportado bien durante la pandemia. Sus empresas manufactureras volvieron a abrir antes que las de cualquier otra parte del mundo, dándole una ventaja del primero en actuar. Mientras gran parte del mundo permanecía bloqueado, China pudo suministrar equipos médicos e informáticos, muy demandados sobre todo en el momento álgido de la pandemia.
La economía china se ha hecho grande y diversa. Su rápido desarrollo se ve impulsado por una miríada de sectores y fuerzas tractoras. China cuenta con una amplia clase media que sigue creciendo y contribuye positivamente al consumo privado.