El término infraestructura se asocia normalmente a calles, puentes, centrales eléctricas, hospitales, escuelas y aeropuertos. Sin embargo, hoy en día el espectro de proyectos de infraestructura es mucho más amplio. La revolución digital y el cambio climático están abriendo oportunidades de inversión que no existían hace apenas unos años. Las necesidades globales de capital aumentan constantemente. Los inversores podrían beneficiarse de algunas indicaciones al respecto.
Aumento del tráfico de datos
Impulsados por la computación en la nube y el nuevo estándar inalámbrico 5G, la digitalización y el tráfico de datos se están convirtiendo en motores de crecimiento cada vez más importantes en la clase de activos de infraestructura. Los centros de datos se han beneficiado del aumento de videoconferencias debido al incremento del teletrabajo de muchas personas y también de las arquitecturas híbridas multicloud. Es evidente que, incluso en las regiones más avanzadas tecnológicamente, aún no se ha agotado el potencial existente.
En EE.UU., los planes de infraestructura del presidente Biden estimularán sin duda un crecimiento ulterior del tráfico de datos. China está impulsando el desarrollo tecnológico de las zonas rurales. También la India y algunas regiones de África han reconocido que tienen que ponerse al día y pondrán en marcha proyectos en esta materia.
El sector de la energía y la descarbonización
Si queremos reducir las emisiones de CO2 causadas por la generación de energía, no hay forma de evitar las fuentes de energía renovables. Con la caída de los costes de la energía eólica y la tecnología solar y el aumento de la eficiencia, las renovables se están convirtiendo en las fuentes más asequibles de nueva energía eléctrica Además, se benefician del apoyo político, como por ejemplo los planes de infraestructuras presentados por el presidente Biden y los objetivos climáticos de la UE.
Como parte de su «Green Deal», la UE quiere lograr la neutralidad climática para 2050 mediante la Ley Europea del Clima. Para alcanzar ese objetivo es necesario que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyan considerablemente en las próximas décadas. Como paso intermedio, la UE se ha comprometido a reducir sus emisiones en al menos un 55 % para 2030. En un esfuerzo por adaptar su normativa a los objetivos para 2030 y 2050, la UE está revisando actualmente sus disposiciones legales sobre el clima, la energía y el tráfico en el marco del paquete «Fit for 55».
Los retos son enormes, ya que estamos solo al principio de una enorme etapa de crecimiento.
Los flujos de caja resultantes de los precios de la energía son de especial interés para los inversores. Esos flujos de caja se negocian por adelantado durante la fase de inversión inicial con los operadores de los parques solares o eólicos, al igual que en los mercados eléctricos regulados.
ER × 10
La capacidad de producción instalada de fuentes de energía renovables (ER) debe multiplicarse casi por diez de aquí a 2050 en relación con 2018. Según los cálculos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), ello significa, en cifras absolutas, que la nueva capacidad de producción anual instalada, 2800 gigavatios (GW) en 2020, debe aumentar hasta los 27 700 GW en 2050. Aproximadamente la mitad de esta capacidad provendrá de sistemas solares fotovoltaicos, y la energía eólica representará otros 8100 GW en 2050.