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«Un sofá de colores por sí solo no puede transformar una oficina en un oasis de bienestar»

Después de la COVID-19: La oficina tendrá futuro como lugar de trabajo si se estructura de forma más humana, dice Alice Hollenstein.

18 de mayo de 2022

Una conversación con Alice Hollenstein

Fundadora de Urban Psychology Consulting & Research y Codirectora Ejecutiva de CUREM, Universidad de Zúrich

Alice Hollenstein, usted es psicóloga urbana y arquitectónica. ¿Dónde se encuentra ahora mismo? 

Alice Hollenstein: Estoy en la cocina. No puede ver el horno detrás de mí porque he difuminado el fondo. Me encanta teletrabajar y lo hago bastante a menudo. A diferencia de muchas otras personas, soy una integradora, es decir, no trazo una línea muy marcada entre el trabajo y mi vida privada. Por la mañana trabajo hasta que mi hija se despierta. Así es como logro conciliar el trabajo con la vida familiar. 

No todo el mundo ve esto de forma tan positiva como usted. 

Eso es cierto. Muchas personas teletrabajan más de lo que acuden a la oficina. Les resulta difícil separar el trabajo del tiempo de ocio. Y durante la pandemia se ha producido un aumento de los problemas psicológicos. En general, sin embargo, no hay evidencia de un vínculo causal entre estos problemas y el teletrabajo. Ha habido otras restricciones debidas a la pandemia mientras la gente ha estado teletrabajando y las mismas también pueden haber tenido un impacto. 

Hemos visto que es posible trabajar desde casa. ¿Zoom y Teams de verdad pueden sustituir a la interacción personal? 

No. Son una alternativa útil para hacer actualizaciones breves, pero no son tan adecuadas para interacciones creativas. También hay mucha evidencia de que las inhibiciones disminuyen cuando las personas se comunican online, lo que lleva a más malentendidos y sentimientos heridos.

Pero ¿usted cree que las ventajas del teletrabajo superan a las desventajas?

Creo que una combinación de trabajar en la oficina y desde casa es ideal. Organizar reuniones e intercambiar opiniones es más rápido online. No hay necesidad de desplazarse, lo cual ahorra tiempo. El teletrabajo ha llegado y, en cierta medida, lo ha hecho para quedarse.

¿Otras personas son tan productivas como usted en casa? 

(Se ríe) No estoy segura de cuán productiva soy en realidad. Depende, ante todo, de la autodisciplina y también de si tienes un espacio de trabajo adecuado en casa. Es difícil si no puedes alejarte de tus hijos, por ejemplo. 

¿Qué más es importante si se quiere teletrabajar de forma eficiente?

El autocontrol, por ejemplo: ser capaz de resistirse al yogur que hay en el frigorífico. Es útil tener una rutina claramente definida, separando el trabajo del ocio. Eso no siempre es fácil, desde luego. Por cierto, algunos estudios han demostrado que, en comparación con los hombres, las mujeres creen que son más productivas cuando teletrabajan.

Muchas personas han acogido bien la mayor autonomía que tienen trabajando desde casa.

Muchos millennials en Estados Unidos se han vuelto trabajadores autónomos, buscando flexibilidad y libertad. Un número significativo de ellos ha comenzado a operar sus propios negocios de forma complementaria, mientras continúan trabajando por cuenta ajena. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, en 2021 se registraron 5,4 millones de empresas nuevas en el país, un millón más que en 2020.

Entonces, ¿diría que es bueno para una empresa tener confianza pero es mejor monitorizar a los empleados que teletrabajan?

Yo no lo pondría así. Se necesitan estilos de gestión diferentes y estructuras distintas. Monitorizar el tiempo que las personas pasan teletrabajando no es muy útil. Para una empresa es más importante requerir la realización de ciertas tareas. 

En el futuro, ¿qué proporción de personas teletrabajarán? 

Diversos estudios han abordado esa cuestión. En su mayoría indican que la mayor parte del trabajo se hará desde la oficina, en lo que equivale a aproximadamente el 60% de las horas de trabajo. A mí esas cifras no me convencen del todo. Si la gente pudiera elegir con libertad, es probable que más del 40% optaría por teletrabajar. Si un número sustancial de empleados va a la oficina, no obstante, eso ejerce presión sobre sus compañeros y genera un sentimiento de estar perdiéndose algo si no hacen lo mismo. 

¿La oficina quedará obsoleta?  

No. La gente no quiere recibir clientes en casa. Necesitan salas y oficinas presentables para celebrar reuniones. Estas estancias son muy importantes, al igual que la sede de las empresas, que es visible en el mundo analógico y crea una cierta identidad. En la oficina las personas interactúan entre sí a nivel social y profesional.

Esto puede unir a los equipos y conducir a mejores resultados que cuando la gente teletrabaja. Las oficinas también son particularmente importantes para la gente joven, digamos menores de 30 años. Son lugares donde pueden construir relaciones. Eso es crucial para avanzar en sus carreras, hacer amigos y quizás incluso enamorarse. 

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Y hay algunos trabajos que no pueden hacerse desde casa. 

Correcto: las ventas, por ejemplo. Tanto si quieres realizar un acuerdo con una persona como si no, ello depende de la confianza que tengas en esa persona. Online —en Zoom o Teams— no tenemos la clase de información que nos permite formarnos una opinión de la otra persona en una fracción de segundo como hacemos en la vida real. Por tanto, confiar en alguien online lleva mucho más tiempo.

Ahora muchos trabajadores tienen ganas de volver de forma parcial a la oficina, cuando es factible.

De hecho, es una mayoría la que lo quiere así.

¿Qué hará falta para que todos los trabajadores quieran volver a la oficina? 

Las empresas podrían ofrecer a sus empleados el beneficio añadido de un despacho individual bien integrado o cubrir los costes de desplazarse al trabajo en transporte público. En general, en un momento en que las compañías están compitiendo para contratar a trabajadores cualificados, cada vez está haciéndose más importante ofrecer un lugar de trabajo donde las personas se sientan cómodas.

Eso suena como el salón de casa. ¿Ese es el futuro de la oficina?

Sí, pero eso no es todo. La tendencia es hacia un enfoque salutogénico hacia el trabajo, es decir, que promueva una buena salud. Esto significa lugares de trabajo libres de fugas de sustancias de construcción peligrosas, donde la calidad del aire sea buena, la iluminación no cause dolores de cabeza, haya espacios exteriores y se mantenga la privacidad. La arquitectura puede acomodar estas necesidades en cierta medida diseñando planes de planta de oficinas modificables que puedan utilizarse con diferentes fines. 

¿Los planes de planta modificables son la solución? 

Un cierto grado de flexibilidad es sin duda deseable. Sin embargo, la mayoría de los conceptos de lugares de trabajo que se estilan en la actualidad no me convencen. Hay una especie de entorno residencial de perfil alto con sofás de colores, los cuales por sí solos no pueden transformar una oficina en un oasis de bienestar. Algunas veces menos es más.

¿Una barrera de sonido o una pantalla de privacidad en una oficina de grandes dimensiones, por ejemplo?   

Sí, pero también puede ser una ducha agradable —no en algún lugar del sótano—, de modo que la gente pueda asearse después de hacer ejercicio en la hora de la comida.

El porcentaje de personas que teletrabajan nunca ha sido tan grande como en la actualidad. Las empresas pueden ahorrar dinero reduciendo el espacio que dedican a oficinas. ¿Está de acuerdo con esto?  

Hasta ahora no he observado que el tamaño de las oficinas se haya reducido de forma significativa. Si la gente va a la oficina, tiene que haber sitio para todo el mundo. Por ello, las empresas seguirán usando el espacio que tienen, siempre que puedan permitírselo. Esa es mi hipótesis.

Está claro que la pandemia ha causado un descenso en el mercado de espacio para oficinas en ubicaciones descentralizadas.

Sospecho que la influencia de la pandemia en el mercado está sobrestimándose. Hace tiempo que ha habido escasa demanda de oficinas en ubicaciones poco atractivas. Eso no va a cambiar. Y es difícil encontrar inquilinos cuando hay demasiado espacio de oficinas en el mercado. Los precios de las oficinas en ubicaciones urbanas atractivas son, una vez más, más altos que antes de la pandemia.

¿Cuál es su predicción? ¿Cómo cambiará en mercado de los inmuebles de oficinas en los próximos años? 

Es difícil decirlo. En los últimos años los factores más importantes que han impulsado el boom inmobiliario han sido la economía, el dinero barato y la inmigración. Los mayores retos para el desarrollo económico en la actualidad son la inflación y el endeudamiento. Supongo que las oficinas en ubicaciones urbanas bien desarrolladas siempre estarán demandadas.

Alice Hollenstein

Alice Hollenstein

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