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Reducir al máximo: que las habitaciones sean habitaciones

No es posible reinventar el modo de vida de las personas. Por eso, los arquitectos Michel Gübeli y Roman Züst no son partidarios de los planos de planta flexibles, pero sí firmes defensores de la integración urbana. Gübeli y Züst, socios de Züst Gübeli Gambetti Architektur und Städtebau AG, están convencidos de que la historia ha demostrado que su filosofía es correcta.

28 de junio de 2022

Una conversación con Michel Gübeli y Roman Züst

Socios de Züst Gübeli Gambetti Architektur und Städtebau AG

Fotografías: Michel Gübeli (izquierda) y Roman Züst (derecha) son arquitectos y socios de Züst Gübeli Gambetti Architektur und Städtebau AG

Antes, la gente solía mantener su vida laboral y doméstica separadas. Sin embargo, desde la pandemia, todo sucede en el mismo espacio. ¿Aplauden ustedes esta tendencia? 

Züst: En mi opinión, mezclar el entorno laboral y el doméstico causará problemas a las personas. Desde que la gente se vio obligada a trabajar en casa los últimos dos años, ha tenido que mantener conversaciones telefónicas conflictivas en sus casas, que escuchan sus hijos, lo que termina por afectar la intimidad del entorno doméstico. No es la manera apropiada de organizar nuestras vidas ni nuestros trabajos. No veo que vivir y trabajar en un mismo espacio sea algo especialmente deseable.

¿Está de acuerdo, señor Gübeli?

Gübeli: Sí. El tema de la disposición de una vivienda cuenta con una larga tradición. La gente quiere sentirse en su hogar. Buscan un lugar al que puedan retirarse. Esto se ha vuelto aún más importante durante la pandemia, especialmente ahora que la gente ha tenido que teletrabajar. La tarea de un arquitecto es diseñar un receptáculo sencillo dividido en piezas separadas. Las habitaciones deben seguir siendo habitaciones que se pueden utilizar de diferentes maneras. Las personas que viven allí son las que deciden cómo decorar y amueblar las habitaciones según su propio gusto. Es importante que sean ellas quienes determinen el uso de los espacios y que tengan la mayor libertad creativa posible para hacerlo.

¿Es así en su casa?

Züst: Vivo en una casa construida en 1909, dividida en pequeñas habitaciones, las cuales se siguen pudiendo utilizar para diversos fines.

Incluso los planos de planta contemporáneos ofrecen oportunidades para que las personas se retiren y les permiten más libertad a la hora de conformar sus entornos.

Züst: La flexibilidad es un tema complicado. ¿Qué significa realmente? En lugar de seguir las últimas tendencias, nosotros nos esforzamos por crear una arquitectura que sea sostenible a largo plazo; es decir, edificios que puedan servir tanto de viviendas como de lugares de trabajo. Pensemos en las viviendas urbanas multifamiliares que se construyeron en torno a 1900, incluso ellas pueden albergar oficinas. Los edificios que tienen las proporciones y alturas de techo correctas resistirán la prueba del tiempo, porque sus estancias permiten la flexibilidad, aunque su distribución sea muy tradicional.

Gübeli: Exactamente. Estamos viendo cómo la gente se aleja de los diseños de concepto abierto, en los que la cocina, el comedor y el salón están conectados. Ahora se está volviendo a pensar en términos de estancias separadas. La gente está harta del diseño modular y de los elementos móviles; quiere habitaciones lo más sencillas posible. Los espacios tienen que ser aptos para diversos fines: comer, dormir, trabajar. En resumen, el entorno del hogar sigue siendo muy tradicional. El objetivo, en cada vivienda, sigue siendo diseñar espacios sencillos y claramente definidos para que la gente tenga un lugar al que retirarse. Esto permite que las habitaciones se utilicen de forma muy flexible. Nuestro objetivo es crear espacios que sigan satisfaciendo las necesidades de la gente dentro de 500 años, y en los que se sienta cómoda.

El proyecto Cosmos

El complejo Cosmos de Dübendorf consta de cuatro edificios con una mezcla de usos residencial y comercial, en el cual dos de los inmuebles son puramente residenciales, con apartamentos de entre 1,5 y 4,5 habitaciones. El tercer inmueble ofrece espacio comercial, y el cuarto es una combinación de ambos, con edificios residenciales y establecimientos de uso comercial. Un objetivo clave es integrar el proyecto CS REF Green Property en el área metropolitana de Zúrich. Su finalización está prevista para el 1 de septiembre de 2023.

Edificio de gran altura de la Schulstrasse 44

La renovación total de este edificio de gran altura (construido en 1972, anteriormente un Swissôtel), situado en la plaza del mercado de Zúrich-Oerlikon, permite una amplia variedad de nuevos usos. Los niveles inferiores, abiertos al público, incluyen un hotel, un restaurante, oficinas y otras áreas comerciales, mientras que los niveles superiores se destinan a uso residencial. Cuenta con 132 apartamentos de entre 1,5 y 2,5 habitaciones y pequeños apartamentos lofts, así como seis viviendas adosadas. Se podrá acceder a una terraza desde el exterior del edificio. Los inquilinos del proyecto CS REF Hospitality podrán mudarse a partir de finales de marzo de 2024.

Una arquitectura que perdure, eso suena como si estuvieran construyendo para toda la eternidad. ¿No les interesa la innovación?

Gübeli: No me interesa la innovación a cualquier precio. La tradición es más importante para mí. No se puede reinventar la rueda. La arquitectura y el urbanismo deben centrarse en asegurar que las cosas funcionen de la mejor manera posible. No es casualidad que a la gente le guste vivir en edificios antiguos. Quieren techos altos y buena iluminación. No necesitamos una revolución; tenemos que trabajar con los conceptos existentes, pero de manera que tenga sentido.

Züst: También es importante recordar que las estructuras construidas para durar son mucho más sostenibles en términos de impacto medioambiental.

Entonces, ¿para ustedes el éxito se mide en función de si la arquitectura perdura a largo plazo?

Gübeli: Saber si una solución funcionará o no es algo es que se verá claramente con el paso del tiempo. Las proporciones de una habitación tienen que ser tales que pueda utilizarse para fines diversos. En cuanto a la planificación urbana, si un complejo de edificios es vital y está plenamente ocupado, eso demuestra que está en armonía. Se trata de ciertas medidas sencillas, pero también de algo más.

¿Por ejemplo?

Gübeli: Estoy pensando en el aspecto económico. Tenemos que proporcionar viviendas que la gente se pueda permitir. Es importante tener en cuenta la perspectiva de las personas que vivirían en el edificio, y no solo lo que a nosotros, como arquitectos, nos parezca agradable. No debemos centrar todas nuestras energías en hacer un edificio increíblemente innovador o especial. Por el contrario, debemos ser razonables, hacer un sólido trabajo de artesano y guiarnos por ideas claras. Como arquitectos, tenemos en cuenta a los futuros usuarios.

Para muchos inquilinos, la ubicación de una vivienda es lo más importante.

Gübeli: Sí, exacto, así es. Otro aspecto crucial es cómo se integran los edificios en el espacio urbano, lo que nos lleva a la planificación urbana.

En sus esfuerzos por construir con un criterio que se adapte a las necesidades de la gente, ustedes se guían por los principios de la planificación urbana.

Züst: Por supuesto. Y eso nos lleva de vuelta a su pregunta inicial. Si quiere saber cómo conciliar la vida y el trabajo, uno junto a otro, ocupando el mismo espacio, tendrá que fijarse en algo más que en el diseño del edificio y de las estancias. Igualmente importante es saber si la ciudad está estructurada de forma que permita a las personas vivir y trabajar en el mismo entorno. Pensemos en las ciudades jardín1 de las urbanizaciones de posguerra, que se diseñaron para servir únicamente como zonas residenciales. Las personas que vivían allí tenían que recorrer largas distancias para ir a trabajar. No fue un concepto exitoso.

Entonces, ¿qué permitirá a los residentes urbanos vivir y trabajar en el mismo lugar?

Gübeli: Depende de la ubicación del edificio. En el proyecto Cosmos de Dübendorf, situado en la periferia del gran Zúrich, pensamos que era importante que la planta baja fuera un lugar animado, y para ello incorporase servicios adecuados, como zonas comunes y pequeños negocios, tiendas de barrio y cafés que también están abiertos a los no residentes. La calidad del edificio se refleja en la vitalidad de la planta baja. Esto hace que la gente salga de sus apartamentos y que vayan a trabajar a otros lugares que no sean su casa.

Züst: El proyecto de Schulstrasse 44, en cambio, está situado en el centro de una zona muy urbana de Oerlikon. El edificio, de gran altura, está directamente conectado con la estación de tren y la plaza del mercado. Incluirá un hotel, un restaurante, oficinas e incluso una terraza abierta al público. Todos estos elementos ayudan a integrarlo en la ciudad, y el restaurante y los negocios comerciales harán de la planta baja un lugar animado.

¿Y qué pasa con la densidad urbana?

Züst: Cuando la densidad aumenta, utilizamos elementos de diseño urbano que permiten al mayor número posible de personas compartir el mismo espacio, como sucede con los edificios de gran altura. Estos edificios nos permiten «apilar» personas y tipos de uso en vertical. Así, vivir y trabajar pueden ser simultáneos.

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¿Es todo lo que se necesita para el desarrollo de una ciudad, una mayor densidad?

Züst: No, la densidad por sí sola no puede generar una sensación urbana. Incluso en zonas muy urbanas tenemos que asegurarnos de que la planta baja tenga vida y de que las conexiones con la ciudad funcionen correctamente. Con esta finalidad estamos construyendo el rascacielos en un tramo de calle ya existente, en el que las tiendas se suceden, como en los centros comerciales tradicionales de las ciudades europeas que tan bien conocemos. Lo que queremos es una ciudad lo más densa posible, un entorno habitable donde la gente pueda vivir, trabajar, comprar y pasear, todo en la misma zona.

Entonces, ¿para ustedes son más importantes las consideraciones de orden urbanístico que los diseños arquitectónicos?

Gübeli: En cierto sentido, sí. Obviamente, es apasionante pensar en lo que hace atractiva una fachada. Sin embargo, al final no es el aspecto de la fachada lo que más importa a los residentes del edificio. Mucho más importante es la forma en que el edificio se conecta con la ciudad y darle un buen uso a su planta baja. Por supuesto, también hay que fijarse en la distribución de los espacios habitables. Eso dota al edificio de una cierta identidad y facilita su comercialización como producto. Pero en términos de uso, desempeña un papel menos importante.

En su opinión, ¿qué es lo que hace que un proyecto tenga éxito?

Gübeli: Nuestras soluciones están pensadas para durar mucho tiempo. Por eso, como arquitectos, nos interesa ese 80% de la gente que ve un edificio como lo que es: una estructura que le permita decidir por sí misma cómo la va a utilizar y que se integre en el entorno urbano. Nos gustan las cosas bonitas, por supuesto, pero no construimos para el 20% de personas que no tienen interés en la arquitectura funcional y que, en cambio, solo se centran en la estética. Nuestras soluciones están pensadas para durar mucho tiempo.

 

1 En el campo de la planificación urbana, el concepto de ciudad jardín se remonta a principios del siglo XX. Se acuñó en Inglaterra y pronto se utilizó también en Alemania, donde, en las décadas de 1910 y 1920, fue una forma de evitar la división urbano-rural. En la construcción de la posguerra, a partir de los años 50, la ciudad jardín perdió su propósito original y pasó a designar una zona verde suburbana destinada al uso residencial.

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