Se trata de proteger a los inversores contra el cambio climático
Si usted es un «millennial» o de una generación más joven, le parecerá muy sensato proponerse el 2050 como fecha objetivo para lograr cero emisiones netas. Muchas personas de esta cohorte de edad esperan jubilarse después de esta fecha. El riesgo que estos inversores tienen por delante es que posiblemente no puedan jubilarse, ya que el cambio climático podría hacer peligrar el rendimiento de sus carteras de pensiones durante las próximas décadas. Además, corren el riesgo de jubilarse en un mundo con una calidad de vida deteriorada debido a los efectos negativos del cambio climático.
Los mercados no suelen anticipar plenamente el riesgo climático con tanta antelación, ya que es difícil determinar con exactitud la magnitud de las posibles consecuencias. Mientras tanto, la complejidad del tema no permite que el inversor medio actúe ya en consecuencia.
Sin embargo, se han conseguido avances a través de informes optimizados sobre el impacto del cambio climático en las inversiones. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés) ha establecido normas para que las empresas proporcionen información de clara, integral y de alta calidad sobre el impacto del cambio climático. Esta divulgación obligatoria está siendo analizada por las autoridades reguladoras.
En mi opinión como gestor de activos, más allá de los marcos regulatorios y de comunicación de información, también necesitamos ayudar a los inversores a alcanzar sus objetivos con nuestra orientación, independientemente del horizonte temporal y la complejidad del tema. Creando carteras que gestionen adecuadamente los riesgos climáticos e invirtiendo en soluciones para la transición energética podemos ayudar a los inversores. Este enfoque puede servir para ofrecer rendimientos atractivos, sostenibles y a largo plazo, y respaldar la transición hacia una sociedad más sostenible y con cero emisiones netas.