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«Logremos que todas las carteras presenten cero emisiones netas de aquí a 2050. Quizás sea una apuesta atrevida, pero también necesaria».

Desde luego, este tipo de afirmaciones no tienen sentido fuera de contexto. En primer lugar, explicaré lo que queremos decir con cero emisiones netas. Significa invertir en empresas con cero emisiones de dióxido de carbono en términos netos de aquí a 2050 a más tardar.

8 de agosto de 2022

Jeroen Bos

Responsable global de Sustainable Investing en Credit Suisse Asset Management

Algo más de contexto: en 2015, en un acto sin precedentes, 192 países firmaron el Acuerdo de París.1 El objetivo era limitar el aumento de temperatura muy por debajo de los 2 °C por encima de los niveles preindustriales y realizar esfuerzos para limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C. Estas medidas perseguían reducir considerablemente los riesgos e impactos del cambio climático.

Limitar el aumento de temperatura es esencial para el futuro de nuestra sociedad y de las próximas generaciones. Al mismo tiempo, limitar el calentamiento global no solo es importante para la sociedad, sino también para obtener rendimientos a largo plazo en las carteras de inversión.

Se trata de proteger a los inversores contra el cambio climático

Si usted es un «millennial» o de una generación más joven, le parecerá muy sensato proponerse el 2050 como fecha objetivo para lograr cero emisiones netas. Muchas personas de esta cohorte de edad esperan jubilarse después de esta fecha. El riesgo que estos inversores tienen por delante es que posiblemente no puedan jubilarse, ya que el cambio climático podría hacer peligrar el rendimiento de sus carteras de pensiones durante las próximas décadas. Además, corren el riesgo de jubilarse en un mundo con una calidad de vida deteriorada debido a los efectos negativos del cambio climático.

Los mercados no suelen anticipar plenamente el riesgo climático con tanta antelación, ya que es difícil determinar con exactitud la magnitud de las posibles consecuencias. Mientras tanto, la complejidad del tema no permite que el inversor medio actúe ya en consecuencia.

Sin embargo, se han conseguido avances a través de informes optimizados sobre el impacto del cambio climático en las inversiones. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés) ha establecido normas para que las empresas proporcionen información de clara, integral y de alta calidad sobre el impacto del cambio climático. Esta divulgación obligatoria está siendo analizada por las autoridades reguladoras.

En mi opinión como gestor de activos, más allá de los marcos regulatorios y de comunicación de información, también necesitamos ayudar a los inversores a alcanzar sus objetivos con nuestra orientación, independientemente del horizonte temporal y la complejidad del tema. Creando carteras que gestionen adecuadamente los riesgos climáticos e invirtiendo en soluciones para la transición energética podemos ayudar a los inversores. Este enfoque puede servir para ofrecer rendimientos atractivos, sostenibles y a largo plazo, y respaldar la transición hacia una sociedad más sostenible y con cero emisiones netas.

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Adopte un enfoque de activismo accionarial con respecto al riesgo climático

También es importante darse cuenta de que, como inversor, usted es el propietario (parcial) de una empresa. Esta titularidad también debería utilizarse para respaldar e influir en las empresas en las que invertimos. Esto implica una participación activa con los equipos de dirección de estas empresas para asegurarnos de que se comprometen con la transición hacia una sociedad de cero emisiones netas e incorporan con seriedad el riesgo climático en su negocio y estrategia.

Por lo tanto, participar como accionista activo puede tener un impacto positivo en la sociedad y en las empresas en las que invertimos, lo cual a su vez también debería favorecer los rendimientos financieros a más largo plazo.

Se trata de generar rendimientos financieros atractivos influyendo positivamente en la sociedad

En última instancia, tener en cuenta los riesgos y oportunidades que se derivan del cambio climático es muy sensato para los inversores, tanto desde una perspectiva financiera como social. La integración de aspectos climáticos en las carteras las fortalecerá, permitiéndoles afrontar mejor el riesgo climático y beneficiarse de las posibles oportunidades que se derivan de la transición. Esto no solo beneficia a la sociedad, sino que además promueve rendimientos de inversión a largo plazo.

Por ello, este enfoque de inversión se volverá aún más importante en el futuro, ya que es probable que lo adopten cada vez más inversores de todo el mundo. No se trata de intentar ser innovador. Se trata de estar preparado para cuando llegue el futuro y reducir la exposición de nuestros inversores al riesgo climático.

Para terminar, déjenme que les cuente una historia sobre la gestión del riesgo a largo plazo. El riesgo climático es uno de los principales riesgos de nuestra época. La transición hacia una sociedad de cero emisiones netas será una de las tendencias más importantes de las próximas décadas. Es crucial asegurarse de que las carteras de inversión estén preparadas. La transición a las cero emisiones netas puede ser beneficiosa tanto para los inversores como para la sociedad ¡y por eso estamos comprometidas con ella!

Por qué un plan para lograr cero emisiones netas de aquí a 2050 podría funcionar

Hay distintas formas de integrar los riesgos y oportunidades climáticas en las carteras.

En primer lugar, es importante evaluar el nivel de preparación de las empresas para hacer frente al impacto del cambio climático. Por ejemplo, ¿cómo de expuesta está una empresa al impacto que el cambio climático podría tener debido a inundaciones, sequías o fenómenos meteorológicos extremos?

En segundo lugar, es importante evaluar en qué medida una empresa puede hacer frente al carácter disruptivo de la transición energética. También se debe evaluar la resistencia de su modelo de negocio y sus productos, y si sus productos corren el riesgo de ser desplazados. Asimismo, se debe analizar cuál será el impacto en la sostenibilidad a largo plazo de su modelo de negocio y su futura rentabilidad. 

El nivel de preparación también se puede evaluar según el compromiso asumido por la empresa con la transición hasta las cero emisiones netas. Si están trabajando en esta transición con una estrategia clara o si están comprometidos con alcanzar las cero emisiones netas es una buena señal. Mejor aún es observar que están utilizando objetivos basados en la ciencia para saber a qué ritmo deben reducir las emisiones con el fin de lograr sus objetivos.

El otro aspecto es que la transición climática también supone oportunidades para los inversores. Por ello, es importante evaluar qué empresas realmente se pueden beneficiar de la transición hacia una sociedad de cero emisiones netas, dónde podría existir el mayor potencial.

Las empresas que no están bien preparadas para el riesgo climático deberán abordarse con cautela a la hora de construir carteras para los clientes. Si hay una crisis climática, es probable que estas empresas sean las peor paradas: sus ingresos y beneficios podrían sufrir un duro golpe y es posible que el rendimiento de la cartera se vea perjudicado. Esto es precisamente lo que los inversores deben evitar, y centrarse más bien en invertir en los ganadores de la transición hacia una sociedad con cero emisiones netas.

Jeroen Bos

Inflación: «Hay días en los que consigues domar a la bestia. Y otros en los que acabas tú en su plato". 

¿Hasta qué punto y durante cuánto tiempo seguirá subiendo la inflación? La incertidumbre en torno a las consecuencias de la inflación ha aumentado considerablemente. La situación actual exige una revisión de las estrategias de inversión existentes y la valoración de nuevas oportunidades.

1 Naciones Unidas. (s. f.). El Acuerdo de París. Consultado el 25 de mayo de 2022, de https://www.un.org/en/climatechange/paris-agreement.

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